No hablar por miedo a cagarla
Cuando la cuestión pasa a ser “hablar o no hablar” en lugar de “ser o no ser”
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imagen de Pinterest
Empiezo filosófica. Empiezo con ganas.
Llevo semanas escribiendo de una forma muy irregular y de hecho voy a soltar estas apariciones semanales por aquí por algún tiempo. No significa que no vaya a regresar, significa que no habrá regularidad sino espontaneidad y frescura. Lo que pide el verano, lo que me pide el cuerpo. Pero hoy tenía ganas de sentarme a escribir. Porque soy una mujer de palabras, como dicen los cercanos a mí.
Pues sí, lo soy. Esa mujer de palabras.
Necesito hablar, necesito expresar.
Necesito verbalizar.
Porque soy también muy mental, muy aire, y necesito que eso que está ahí arriba salga y circule. Pero hay veces que no lo logro, que me siento bloqueada, que las palabras se quedan ahí retenidas y me atraganto.
No hablo por miedo. Por inseguridad.
Por dudas. Por la incertidumbre de lo que pasará si digo.
Por lo que el otro pensará o sentirá.
Por si se van o se quejan o se molestan.
Oh my god.
Madre mía…
Mente mente mente.
STOPPPPPPP
Esto nos pasa a muchas personas, soy consciente.
Y ahí dejas de ser auténtica para agradar a los demás, para que no se vayan, para ser aceptada y pertenecer.
Algo que he pensado en muchas ocasiones y que salió esta semana en una sesión con una mujer a la que acompaño, es ese no decir las cosas porque quizá al verbalizarlas, podemos dañarlas, perjudicar su transcurso, “gafarlas”. Como si hablar de ellas hiciera que pudieran desaparecer. Me sentí plenamente identificada. Ir con cuidado sobre lo que digo no vaya a ser que al decirlo, eso desaparezca, se esfume y el sueño, se rompa.
¿Cómo podemos llegar a pensar eso? Es ilógico. Es loco.
Si sucede algo, sucede porque ha de suceder, no porque yo lo haya dicho o expresado, ¿correcto? ¿Qué opinamos por ahí?
Pero ella estaba totalmente atrapada y con un miedo inmenso a que algo grande y dramático sucediera y eso, la llevaba (nos lleva) a un sinvivir.
Estaba con ella. Estaba con ella sintiendo eso que decía, lo sentía en mi cuerpo porque yo lo he vivido muchas veces y de hecho, recientemente.
En mi experiencia
Recuerdo algunas ocasiones muy claramente en las que me ha pasado.
Sobre todo cuando empiezo una relación.
Lo comparto con mi círculo cercano, sin duda, pero más allá de ello, temo hacerlo no sea que mañana suceda algo y me tenga que retractar y alguien juzgue, opine o piense qué se yo. ¿Y qué más dará lo que piensen? Correcto pero a veces, te importa aunque no tenga sentido. Y entonces, en lugar de decir o no decir según sientes, lo haces pasando por el filtro de la cabeza. Como si el resto del mundo estuviera en su casa pendiente de tu vida sin tener nada más que hacer. No somos tan importantes para ellos a ese nivel, siento decirte (y decirme).
Me ha pasado no sólo en el compartir sobre mis relaciones.
También con buenas noticias profesionales. En general me bloqueo con lo bueno, es curioso. En lugar de celebrarlo. Y compartirlo con el mundo y mostrar la dicha y que todos tenemos la oportunidad de volver a empezar, cambiar de dirección y ser felices… me lo callo. No sea que se estropee y luego, ¿qué? Pues luego nada. A seguir viviendo. De nuevo, nadie está ahí pendiente de cada uno de nuestros pasos.
Así que… recordemos:
Hablar no es peligroso
Hablar no te pone en peligro
Y aunque te desnudes a veces, eso no implica que vayan a haber repercusiones o daños.
Hablar te permite ser real, auténtica, Mostrarte, hablar tu verdad, darte a conocer.
Y es, en definitiva, te permite moverte siendo tú para poder ser vista, entendida y correspondida.
Espero que si te sientes identificada con algo de lo que cuento, te lleve a reflexionar y hacer algún tipo de ajuste. Al final, movernos de dónde estamos, pasa por hacerlo diferente. Yo te diría: piensa, ¿cómo puedes hacerlo distinto para llevarte a otros lugares que se correspondan más con quién eres y lo que necesitas?
Comparte en comentarios si te apetece y recuerda que puedes compartir mis escritos y ayudarme a llegar a personas a quiénes les pueda interesar e inspirar lo que escribo.
Gracias por llegar hasta aquí.
Antes de despedirme,
RECUERDA que recientemente lancé mi segundo libro “La vida puede ser poesía” con Íbera Ediciones y que puedes hacerte con una copia a través de su web o de la mía. Se trata de una obra autobiográfica en formato micro poemas dónde comparto algunas etapas de mi vida y la evolución y transformación hasta el día de hoy.
Temas que encontrarás en el libro: la anorexia, la adolescencia, soledad, depresión, superación personal, herramientas de crecimiento, terapia y psicología, relaciones familiares, la muerte y el duelo, transformaciones vitales, etc
Un abrazo,
Anna
ALGUNOS LINKS PARA TI
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Me has recordado a un verso de Galerna que subrayo muchísimo: He nacido para hablar / soy feliz si hablo contigo.
Sí somos ♥️ no hay que guardarse nada
Pues yo tengo una propuesta para esto. Ayer escribía sobre ello, pero pensaba publicarlo en un par de días, para mañana tenía uno sobre la economía de la atención. Bue, igual les cambio el orden, a ver que dice la espontaneidad veraniega. Te sigo Anna.